Cuando uno piensa en Oceanía le suelen venir a la mente pequeñas islas perdidas en el medio del mar. Estas islas, como Guam, las islas Cook, Tuvalu, etc. tienen un clima cálido, preciosas playas de arena blanca, aguas de color turquesa y palmeras con hamacas.
A priori, cualquier amante del voley playa podría ver uno de estos lugares como un paraíso. Un partido al atardecer, con una red colocada entre dos palmeras es algo que todos hemos visto en fotos, pero ¿existe de verdad?
Lo cierto es que esa imagen idílica que tenemos no siempre es ajustada a la realidad, al menos, en esta parte del mundo. Estos pequeños países en el medio del Pacífico tienen un buen clima, aunque extremadamente lluvioso en algunas estaciones, pero en cuanto a las playas, no ofrecen a los practicantes del voley el espacio adecuado para entrenar o competir, en la mayoría de los casos.
Tanto las dimensiones como la inclinación de la playa no suelen ser las apropiadas. Normalmente estas playas son bastante estrechas y están en pendientes demasiado pronunciadas. Además, la arena blanca suele proceder del coral, por lo que es frecuente encontrar algunos elementos que pueden cortar o lesionar a los jugadores.
En el caso de Guam, nosotros tuvimos la suerte de disponer de unas magníficas pistas de entrenamiento al lado de la playa.
Al menos en Oceanía, la imagen del campo de voley playa entre dos palmeras no es posible en la mayoría de los casos, pero son lugares interesantes para conocer, incluso aunque no sea posible practicar el deporte que nos gusta.
Si tenéis la oportunidad de viajar, siempre es interesante probar una experiencia como esta, de conocer un poco mejor el «voley por el mundo»
