No es nada nuevo que el trabajo de coordinación forma una parte fundamental en el entrenamiento, sobre todo cuando hablamos de jugadores en iniciación. Las destrezas motrices que requiere el voleibol son bastante complejas, por lo que para su completo dominio es necesario un trabajo bien planteado desde la base, es decir, la construcción de un aprendizaje estructurado y con una progresión adecuada al nivel evolutivo del jugador.
En niños y niñas con edades inferiores a 9 o 10 años, se recomienda no hacer un trabajo específico de voleibol, sino desarrollar las habilidades motrices básicas, la coordinación, el equilibrio, etc. a través de ejercicios de desplazamientos, giros, lanzamientos, saltos… A partir de esta edad, la mayoría de los autores están de acuerdo en que se puede comenzar con las distintas técnicas propias del voleibol. Sin embargo, ésto no implica dejar de lado totalmente el trabajo anterior, pues todavía va a tener gran relevancia en el desarrollo completo de cada jugador. De hecho, como consecuencia de una formación incompleta, es muy frecuente encontrarse a algunos deportistas de edades más avanzadas cuyas habilidades motrices básicas son bastante deficientes: jugadores que no saben correr, saltar, lanzar y atrapar o con muy poco equilibrio son más habituales de lo que pensamos y estas destrezas resultan más importante de lo que parece para conseguir un buen jugador de voleibol. Precisamente esta problemática se observa frecuentemente cuando las acciones técnicas tienen lugar después de desplazamiento, sobre todo cuando las trayectorias del balón son alejadas del jugador.
Cualquiera de los fundamentos técnicos que utilizamos en el voleibol requiere una posición adecuada y, de manera general, un desplazamiento. La suma de ambos de manera correcta nos asegurará el éxito de la acción. Sin embargo, existen ciertas acciones en las que resulta necesario realizar movimientos más complejos para alcanzar balones más difíciles. En estos casos, con los deportistas más inexpertos, es muy habitual encontrarse con diversos errores que es importante corregir desde un primer momento: principiantes con «miedo al suelo», que dan balones por perdidos por temer hacerse daño al caer en una acción defensiva; o jugadores con técnicas propias que pueden provocar lesiones o poco control de balón, como puede ser tirarse al suelo deslizándose con ambas rodillas o «volando» como si se trataran de un portero para interceptar el balón.
En el post de hoy junto con otros futuros, queremos hacer una propuesta que integra el trabajo de coordinación dinámica general pero con una aplicación directa hacia nuestro deporte. El objetivo que se persigue a través de los ejercicios que vamos a proponer no es el de lograr que los jugadores utilicen las técnicas que planteamos desde un primer momento, sino que trabajen su coordinación a través de habilidades que tendrán una aplicación posterior, como son las caídas y las planchas.
El grupo con el que hemos trabajado son niños y niñas de 10 y 11 años que realizaban estos ejercicios por primera vez, aunque se podría aplicar con otras edades. Debido a la mayor plasticidad que tienen en esta edad y su capacidad de aprendizaje, podremos enseñarles técnicas que resultan complejas de introducir cuanto mayores son y mayor nivel de desarrollo físico tienen los jugadores; ya que en edades posteriores y sobre todo con chicas, existe un mayor miedo a hacerse daño que con los más pequeños.
Lo primero que debemos enseñar a nuestros pequeños deportistas es la posición de partida o espera baja. En este primer momento buscamos una posición sin posterior desplazamiento, esto quiere decir que partiremos en una posición con la mirada al frente y el tronco ligeramente flexionado hacia delante. Las rodillas parten en semiflexión y proyectadas por delante de los pies, los cuales se situarán paralelamente o bien uno ligeramente más adelantado que el otro y dirigidos igualmente hacia delante. Los brazos los colocaremos ligeramente flexionados sacándolos a los lados del cuerpo. Es importante que el peso corporal se desplace hacia delante, pues facilitará la acción defensiva.
Desde esta posición es desde dónde el jugador realiza un pequeño salto hacia el frente tras un paso previo que le dará impulso para realizar la plancha. El jugador en este caso debe buscar profundidad, no altura, pues nuestro objetivo es el de poder llegar a balones lejanos de nuestra posición defensiva, bajando por lo tanto el centro de gravedad del cuerpo para amortiguar la caída.
A la hora de contactar con el balón siempre buscaremos contactar con los antebrazos y las manos unidas, dejando el toque con una mano para situaciones donde el balón se encuentre en una posición lo suficientemente alejada como para que no tengamos opción a otra técnica. El contacto se realiza cuando el jugador todavía está en el aire, amortiguando con las manos, deslizándose posteriormente en la caída con la ayuda de los brazos.
En el contacto de balón con una mano podemos describir dos técnicas: el golpeo de muñeca y el golpeo con la mano apoyada en el suelo. Sin embargo, en esta entrada sólo haremos hincapié en la técnica de desplazamiento y caída.
Comenzamos con un juego que puede resultar bastante divertido para los más pequeños y la vez nos sirve como introducción a la técnica de caída en las planchas. Con un par de colchonetas, dividimos al grupo en dos equipos que competirán realizando una carrera de relevos tratando de desplazar la colchoneta de un lado al otro del campo. Para conseguir que las colchonetas se muevan, nuestros jugadores no podrán simplemente lanzarse en altura, sino que deberán deslizarse sobre ellas desde una posición baja y tras un pequeño salto hacia el frente como bien explicábamos en la técnica de las planchas.
Tras este calentamiento trabajaremos la técnica mencionada, realizando saltos hacia la colchoneta simulando el contacto del balón con una mano o ambas Posteriormente evolucionaremos hacia el mismo ejercicio con balón.
Como última evolución para esta pequeña introducción a las caídas, trabajaremos sobre una técnica sencilla de caída frontal que consiste en realizar un paso hacia delante con extensión de los brazos y el cuerpo para posteriormente rodar lateralmente para incorporarse con mayor velocidad.
Aunque no se trata de una técnica utilizada en alto nivel, en iniciación nos ofrece una alternativa a los jugadores para defender balones con trayectorias cortas a la vez que introduce la caída lateral posterior para conseguir levantarse del suelo con velocidad, incidiendo en la importancia que ésto tendrá en el juego.
Es importante recalcar que no se trata de un trabajo que se deba utilizar de manera habitual ya que, como hemos dicho, no va a tener mucha aplicación en el nivel de juegos de jugadores noveles; pero, de manera esporádica, nos ofrece una posibilidad diferente y divertida que la mayoría de los niños encontrarán motivante y que facilitará la introducción de estas técnicas en el futuro.
Genial el post y todo el blog. Sólo mencionar que el último video sale como privado. Enhorabuena!
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Muchísimas gracias!
Lo del vídeo ya lo hemos solucionado, ha sido un pequeño lapsus.
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