Muchos de los que hacemos deportes hemos tenido alguna vez ese sentimiento que nos impulsa a superarnos a nosotros mismos y a lograr sobrepasar nuestros límites. ¿Cuántos de nosotros hemos pasado horas delante del ordenador viendo partidos, buscando información acerca de los mejores equipos, los mejores jugadores, queriendo ser como ellos…?
Es cierto que todos tenemos nuestros límites y, estos no siempre nos permiten llegar a donde nos gustaría, pero eso no implica que no podamos intentar ir un paso más allá, arriesgarnos un poco, atrevernos a vivir más de cerca ese mundo con el que soñamos tantas veces y probar si existe un hueco para nosotros en él. Desde luego, hay muchas formas de hacerlo, sólo hay que encontrar la que mas se ajusta a nuestras posibilidades.
Grandes jugadores y entrenadores actuales empezaron arriesgándose, invirtiendo su dinero y mucho tiempo para llegar a competir al más alto nivel. Un ejemplo muy claro lo tenemos en nuestras parejas de voley playa. Ahora están en lo más alto, tras años de esfuerzo y dedicación, pero los comienzos para ellos tampoco fueron fáciles.
Sin embargo, quizás ese no sea el caso en el que queremos centrarnos, porque se limita a un número muy reducido de personas, y con unas características y condiciones que no están al alcance de la mayoría; pero existen actualmente opciones para casi todos los que soñamos con algo más. Lo único que hace falta es atreverse e intentarlo. ¿Qué es lo peor que nos puede pasar? ¿Que no salga bien? Siempre podremos decir que lo hemos intentado y, de todas maneras, si centramos nuestro objetivo en vivir una experiencia y no sólo en los resultados, nunca nos vamos a llevar una decepción.

Hace muy poco, una amiga se marchó a Estados Unidos a vivir una experiencia increíble: ella (entrenadora) y tres de las jugadoras de su club, se han marchado a San Diego durante seis meses a jugar y entrenar . Sólo la movían las ganas y su incansable pasión por este deporte. Gracias a ello, y un poquito de suerte, se pusieron en contacto con un equipo americano y decidieron hacer una especie de intercambio. El primer año, las estadounidenses vinieron a España, y este año les tocaba a ellas, así que han hecho sus maletas y se han plantado allí. ¿Miedo? Estamos seguros de que un poco, pero el miedo nunca debe ser el impedimento para crecer.
También hay otros casos similares, volviendo al voley playa, como el de las muchas parejas que, aunque sólo fuera por vivir una experiencia, se han atrevido a ir a jugar una prueba nacional (jugadores acostumbrados a jugar en un ámbito regional) o internacional (para aquellos ya con cierta experiencia). No se trata de ir a un sitio donde estés desubicado, sino prepararte para una competición «especial».
Otro caso, y ahora hablemos de la pista, es el de los jugadores que invierten su tiempo libre para entrenar cada día, incluso desplazándose desde otras localidades, para así poder cumplir su sueño de jugar en Superliga. Sólo tenemos que echarle imaginación y abrir nuestros horizontes, muchas veces no son tan lejanos como creemos.
Por lo tanto, la propuesta que queremos hacer hoy implica hacer una inversión, una inversión en cumplir un sueño. Una inversión que muchas veces supone un esfuerzo económico, pero sobre todo de tiempo y de pasión, pero que siempre que nos lleva a crecer, merece la pena. Las metas en nuestra vida son las que nosotros nos propongamos, al igual que nuestros limites.
Ahora es tu turno… ¿cuáles son tus sueños?