Evangelia Merteki, o Lía, llegó a España hace 8 años para estudiar en la Universidad de Málaga. Esta griega se inició en el voleibol a la edad de 12 años y aunque, en sus primeros momentos, lo compaginaba con otros muchos deportes (gimnasia ritmica, natación, baloncesto, etc.), finalmente fue el voley el que la enganchó de verdad. Se formó en uno de los clubes más grandes de Grecia, el ARIS Thessaloniki, y llegó a competir de forma semiprofesional, compaginando el voley con sus estudios de Finanzas y Contabilidad en la Universidad de Macedonia.
Desde que llegó a España, aunque ha pasado por varios equipos de voleibol de pista, ha descubierto su nueva pasión por el voley playa, que le ha llevado a competir al máximo nivel nacional y también en varias competiciones internacionales.
¿Por qué motivo fuiste a jugar a España?
Vine como estudiante Erasmus, por un periodo de 4 meses. Sin embargo, decidí continuar en Málaga haciendo un máster y… bueno, he ido enganchando estudios y trabajo y, aquí sigo todavía.
¿Cómo contactaste con el club?
Me puse en contacto por internet con un club cercano y ellos me ayudaron a encontrar el equipo con el que jugué en Málaga. Competí un par de años con clubes y también en campeonatos universitarios, sin embargo, me lo tomaba de forma bastante amateur y, ya en los primeros años en España, empecé a aficionarme al voley playa.
¿Cómo fue la preparación del viaje y la llegada a España?
Fue algo de lo más normal, cogí un par de maletas, busqué un piso para alquilar y… listo. Bueno también tuve que dedicar un tiempo a estudiar un poco el idioma.
¿Has tenido más experiencias internacionales con el voley?
En voley de pista en realidad no, pero con el voley playa sí he tenido varias experiencias internacionales: primero el mundial universitario en Chipre, después los europeos de Turquía, Polonia y Rusia y, también he jugado alguna que otra competición en Francia en los últimos años.
¿Cómo se vive el voley en Grecia?
El voley es un deporte con mucha afición en Grecia. Hay muchos club y también muchos jugadores. Es un estilo de vida sano. En mi país hay muchos equipos profesionales y todavía más semiprofesionales.
¿Encontraste diferencias en el sistema de juego entre Grecia y España? ¿Te costó adaptarte?
La verdad es que el voleibol no se diferencia mucho al de España.
¿Tuviste problemas con el idioma?
No demasiados. Al principio era un poco más complicado, pero había un par de jugadoras que hablaban inglés con lo cual, de una manera u otra, nos entendíamos.
En la calle era otra cosa, España no se caracteriza por el dominio de los idiomas, pero cuando no te queda más remedio, aprendes rápido a buscarte la vida.
¿Sabes cómo se trabaja la base en Grecia? ¿Es diferente a España?
En mi club se trabaja de una forma mucho más profesional que España, pero es cierto que vengo de uno de los clubes más grandes de Grecia. Se podría comparar con el Barça, con distintas secciones para cada deporte.
En voleibol, teníamos un programa de detección de talentos muy bueno que me llevó a competir con las selecciones de menores desde cadete.
Algún otro aspecto que te llamara la atención
Una de las cosas que más me sorprendió cuando llegué fue el hecho de que en los torneos de voley playa no había premios en metálico o que éstos fueran tan reducidos. Sin embargo, ahora que la crisis ha afectado tanto a nuestros países, resulta algo bastante normal.
¿Crees que alguna idea podría ser exportada a España?
Algo que se me ocurre ahora mismo y que es diferente con respecto a este país es a nivel del trabajo de base. En Grecia, al menos en mi club, aquellos jugadores con más proyección pasan a formar parte de un programa de talentos en el que no deben pagar cuotas mensuales, al igual que suele ocurrir en España con la base. De esta manera, se favorece su continuidad dentro del deporte y se les ofrece una mejor formación.
Cuéntanos alguna anécdota (de voley) que te ocurriera aquí.
Pues creo que una de las mejores anécdotas es la del Europeo universitario de voleyplaya de Kazan (Rusia).
Después de un larguísimo viaje, con aviones que parecían autobuses (aterrizando para dejar y recoger pasajeros) llegamos por fin a Rusia. Cual fue nuestra sorpresa, después de tantas horas, cuando al pisar el aeropuerto de Kazan nos detiene la policía rusa. Sin comprender nada de su idioma (y ellos muy poco inglés) nos enteramos del problema: !No tenemos Visado! Evidentemente se nos quedó cara de tontos, y más aún cuando nos deportaron. El lumbreras que había preparado el viaje nos envió a Rusia con la invitación de la visa, pero no con los pasaportes visados. El resultado fue que no nos dejaron ni descansar allí. Nos metieron en el primer avión que salía hacia un país europeo (y sin ni siquiera tener asientos).
Al final, después de 40 horas de viaje, 8 despegues y aterrizajes, sin dormir en dos días más que un rato en el aeropuerto de Moscú y tras una visita exprés al consulado ruso de Frankfurt, pudimos entrar en Kazan para competir. Eso sí, con tanto vuelo, nuestras maletas desaparecieron y tuvimos que sobrevivir a 40 grados con ropa prestada por los voluntarios durante los 7 días del campeonato.
¿Cómo fue la experiencia? ¿Repetirías?
Después de 6 años en Málaga, la respuesta a esta pregunta resulta bastante obvia.
¿Qué le ha aportado el voley a tu vida?
El voley es una parte muy importante de mi vida. Es deporte, es amistad, es salud, es diversión… Y una manera de realizarse distinta a la laboral.