Con este nombre, Öldungamót, se conoce uno de los torneos deportivos más importantes de Islandia. Un campeonato que en su trigésima edición ha reunido a 157 equipos y ha superado los 1000 participantes en sus 23 categorías, 15 femeninas y 7 masculinas. Este gran evento tiene una característica que lo hace único, los jugadores no puede ser menores de 30 años.
Esta gran fiesta del voleibol reúne todos los años en este país a deportistas de todos los niveles, desde profesionales que compiten en la primera división, hasta jugadores amateurs que sólo participan en este torneo anual.
Desde su primera edición en el año 1976, el crecimiento ha sido constante. En las cuatro primeras ediciones sólo participaron equipos masculinos. A partir de entonces, la categoría femenina fue poco a poco haciéndose hueco hasta llegar a duplicar en número a los hombres. En la actualidad, ambas categorías siguen creciendo año a año, al igual que la popularidad del evento.
Uno de los aspectos que más llama la atención es ver como la edad no supone un límite para la participación. En la categoría femenina hay que destacar a una de las jugadoras que, con 70 años, ha participado en las 30 ediciones de este campeonato. En la categoría masculina, por su parte, llama la atención el jugador más veterano, con 80 años de edad.
Quizás no sea un evento que destaque por su elevado nivel de juego, pero el ambiente y la fiesta que lo rodea lo convierten en un ejemplo a imitar. El voleibol islandés es un deporte de «larga duración», un deporte social que gana adeptos de todas las generaciones.
Y otro detalle interesante de esta competición es que los organizadores deben destinar el dinero recaudado con el evento a la promoción del voleibol en su zona y, así, facilitar las condiciones para el desarrollo de los deportistas más jóvenes.
El voleibol social quizás no sea el más vistoso por su nivel o por su espectacularidad pero resulta imprescindible para favorecer el crecimiento de un deporte. La realidad es que el número de deportistas que llegan a la élite es muy limitado y es necesario que existan, y se cuiden, a todos los jugadores que, de forma amateur, compiten en voleibol en los diferentes niveles.