Los sistemas de competición en iniciación

En este artículo queremos hablar sobre las edades y diferentes modalidades en las que trabajamos en la iniciación al voleibol.

Si nos preguntamos cuál es la edad adecuada para introducir las diferentes técnicas del voleibol en el entrenamiento con niños, prácticamente todos los expertos están de acuerdo que en edades tempranas, menores de 9 años, nuestros deportistas no deben comenzar especializándose en una actividad deportiva en particular, sino mejorar su coordinación y agilidad a través de juegos para, más adelante, comenzar con la técnica del deporte elegido, pero manteniendo ese componente lúdico.

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La especialización deportiva no debe comenzar en una edad demasiado temprana

Por lo tanto, con menores de ocho o nueve años, solemos basar nuestros entrenamientos en juegos que desarrollan sus capacidades físicas y su coordinación, para introducir los movimientos más básicos de nuestro deporte y habilidades en una siguiente fase que ocuparía de los nueve a los doce años (lo que en España corresponde a la categoría alevín).

Esta es la etapa de lo que conocemos como minivoley, un prevoleibol con reglamento adaptado que lo hace más accesible a los jóvenes y donde destacamos un campo con unas dimensiones menores (6×6 metros) y un balón de menor tamaño, menos pesado y algo más “suave” que el normal. El minivoley en cada región, incluso dentro de nuestro propio país, tiene diferentes variantes que modifican ligeramente el reglamento para incrementar la participación de los jugadores y la continuidad. La propia FIVB recomienda este tipo de adaptaciones como forma de ayudar al grupo a conseguir los objetivos deportivos y lúdicos perseguidos. Por ejemplo, en algunas zonas, no se permite el saque de «mano alta»; en otras, es obligatorio realizar un mínimo de dos golpeos antes de dirigir el balón al campo contrario o se puntúa doble cuando se gana una jugada después de realizar tres toques; otro ejemplo es el obligar a los jugadores a realizar, al menos, uno de los toques de antebrazos.

Todas estas normativas responden a la búsqueda de una mejora de la técnica y una mayor continuidad en el juego que repercutirán en la futura evolución del deportista. Debemos darnos cuenta de lo complejo que suele resultar para un niño iniciarse en un deporte como el voleibol, donde no se trata de atrapar, botar o lanzar un balón, sino de golpearlo de forma controlada para dirigirlo al lugar deseado.

Sin embargo, no sólo en España se realizan adaptaciones de nuestro deporte en iniciación. A través de nuestros viajes por el mundo y estudiando lo que hacen otros países, hemos podido comprobar que existen otros métodos que también tienen un gran éxito a la hora de extender el voleibol a un mayor número de deportistas, adaptándolo para lograr una mayor continuidad y atractivo para los menores.

Los sistemas donde se permite coger y lanzar el balón están al alza en el norte de Europa,
siendo pionera Holanda, pero otros modelos funcionan en otros países de manera muy positiva. Sobre ellos hay bastante información en la página web de la Federación Internacional, que desarrolla su programa “Cool Volley” que tiene similitudes en algunos aspectos con el Pequevoley (el programa español). Si el tema os interesa especialmente, existe también un interesante simposio sobre voleibol en la escuela celebrado en Canadá en 2007: FIVB Volleyball at School Symposium.

Coger y lanzar puede ser un buen paso previo para aquellos jugadores que están comenzando y todavía no dominan su cuerpo para aprender a posicionarse con respecto el balón antes de evolucionar hacia el verdadero voleibol. En Bélgica tuvimos la suerte de entrenar un equipo que participaba en este tipo de competición donde se combinaba el atrapar la pelota con toques de voleibol y nos pudimos dar cuenta que llegan a comprender antes las reglas y les resulta más fácil evolucionar hasta una situación de juego más real. La competición en este caso consistía en un dos contra dos, no cuatro contra cuatro como es más frecuente en minivoley, en un campo con unas dimensiones menores (seis metros de largo por cuatro y medio de ancho). La principal y más importante diferencia es que existe una mayor continuidad en el juego ya que atrapar el balón permite una breve pausa en la jugada que reduce los errores.

También desde Holanda nos viene una nueva alternativa que poco a poco se está extendiendo a otros países, el Smashbal, una versión del voleibol en la que, con una red mucho más baja, se invita a los jugadores a que mejoren su técnica de ataque. Esta nueva modalidad se juega 2×2 y se basa en juegos de atrapar y lanzar, pero incorporando gestos específicos del voleibol. Se busca que los deportistas envíen el balón al campo contrario mediante un remate, intentando que el rival no consiga atraparlo. Para favorecer la continuidad, se permite que el balón de un bote antes de cogerlo. Existen cuatro grados de complejidad, según nivel de los jugadores, que incorporan un mayor número de pases o toques entre los compañeros, evolucionando hasta el máximo nivel, donde cada equipo después de agarrar el balón, debe realizar tres toques, el último de los cuales es un ataque.

En nuestra experiencia en Oceanía pudimos observar que allí no se presta la atención suficiente al trabajo en estas categorías y se aprecia notablemente en el nivel de rendimiento en etapas posteriores. Hoy en día, en Nueva Zelanda, siguen utilizando un balón normal en un campo de 9×9 metros. Otro problema es que no existe uniformidad con respecto al balón, y cada club/colegio tiene libertad a la hora de escoger, optando muchas veces por la opción más económica y, por lo tanto, más dura. Con respecto al sistema de juego, existe muy poca continuidad y la técnica no se desarrolla adecuadamente, por lo que generalmente los equipos con mejor saque son los que lideran la competición, lo que repercute muy negativamente en el desarrollo completo del deportista.

DSC_0234Vemos que las opciones que cada país adopta para la introducción de los jóvenes al voleibol son múltiples. Es bien seguro que si preguntamos a los diferentes entrenadores, cada uno de ellos encontrará ventajas y desventajas a cada sistema, pero un aspecto que nos resulta bastante llamativo es que muchos priorizan la victoria en la competición en estas edades antes que el desarrollo  a nivel deportivo. Un ejemplo de esto podría ser la controversia que se generó al introducir por primera vez los balones adaptados al minivoley, que no fueron aceptados por algunos entrenadores reticentes al cambio de un modelo con el que ya obtenían buenos resultados a uno nuevo menos conocido. En la actualidad, probablemente nadie se plantearía el competir en categoría alevín con un balón normal.

Nosotros mismos, en la última etapa de alevines, solemos introducir el balón normal para aquellos deportistas que pasan de categoría en la siguiente temporada, si consideramos que ya tienen un desarrollo suficiente y para facilitar su transición posterior, pero no por ello consideramos adecuado que la competición de esta categoría deba ser con el mismo balón que se utiliza en edades posteriores para perjudicar a otros equipos y ganar la competición.

¿Qué opináis vosotros? ¿Utilizáis algún tipo de juego “especial” en vuestros entrenamientos con alevines?

4 comentarios en “Los sistemas de competición en iniciación

  1. De argentina, yo utilizo mucho globos y otro material que me da resultado son remeras que les quedan grandes con las que pueden atrapar pelotas de tenis (haciendo un efecto de red que embolsa con los brazos).
    Saludos y exelente material siempre!!

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